sábado, 2 de julio de 2011

"Lo que más me interesa de todo esto es el problema de la emoción. Sería deseable que el arte, el gran arte, quiero decir, recuperara de una vez por todas la emoción que la poética de la modernidad y de la vanguardia pretendió extraerle como algo “burgués”, “romántico”, “sentimental” o cualquier otro adjetivo absurdo. El arte sin emoción no es nada, porque el territorio del arte no es otro que la belleza, el amor y la felicidad, junto con todas sus variaciones y difracciones posibles. Esto es así desde que el mundo es mundo. Era así en tiempos de Homero y de Gilgamesh. Y siempre será así."

Andrés Ibáñez en Comunicados de la tortuga celeste, 18 de junio de 2011.